La higiene dental es con diferencia lo más importante que podemos hacer por la salud de nuestra boca.
Hemos visto que las dos enfermedades más importantes que afectan a la salud de nuestra boca, y responsables de la práctica totalidad de las pérdidas dentarias son la Enfermedad Periodontal y la Caries. Y en ambas el agente causal primario es un germen o la asociación de varios gérmenes distintos. Estos gérmenes anidan en la Placa Bacteriana o Biofilm.
La placa bacteriana se compone de restos de alimentos, fundamentalmente azúcares, sustancias adhesivas que forman parte de la composición de la saliva y bacterias que colonizan rápidamente esta placa. Es blanda, tiene una consistencia pastosa y se desprende fácilmente con el cepillado. Con el tiempo, se calcifica, formando el sarro, que ya no se puede desprender únicamente por la acción mecánica de cepillo. Cuando se forma, hay que acudir a una Clínica Dental para eliminarlo.
Veamos una técnica de cepillado paso a paso:
En primer lugar, hay que pasar la seda dental para eliminar la Placa Bacteriana que se acumula en los espacios entre los dientes. En algunos casos, cuando estos espacios son muy grandes, puede ser más efectivo el uso de cepillos interproximales.
Con el cepillo dental hay que limpiar las superficies de los dientes de la arcada superior e inferior por dentro y por fuera. El cepillo debe ser de dureza media, porque los muy suaves no cepillan bien, y los duros pueden irritar las encías y desgastar los cuellos de los dientes.
Usamos la técnica de Bass modificada:
El cepillo dental se coloca sobre los dientes, inclinado oblicuamente hacia el surco gingival, el espacio que hay entre el diente y la encía. Este surco es el lugar donde más se acumula la placa.
Una vez que sentimos que los filamentos están dentro de este surco, hacemos un movimiento vibratorio, no de frotar, horizontal y, sin separar el cepillo de los dientes, hacemos un movimiento de arrastre alejándonos de la encía. Así arrastramos fuera del surco la placa que hemos removido con la vibración.
Cada vez haremos esta maniobra en zonas pequeñas, de dos o tres dientes cada vez.
También es importante, esta vez si, frotar las superficies mordientes de los dientes y las muelas, en cuyos surcos se acumula comida y puede formarse caries o ser un reservorio bacteriano.
Es muy importante cepillar también la lengua, que es un importante reservorio de bacterias.
Después de pasar el cepillo, conviene pasar un rascador que elimina la suciedad que queda retenida por las papilas del dorso y las superficies laterales de la lengua.